Y ya tenemos aquí el mes de agosto, el periodo vacacional por excelencia.
Vacaciones que a veces se nos convierten en un montón de obligaciones: que si descansar, desconectar, disfrutar... sí, sí... pero en quince días tienes que viajar, leer, ir a la playa y a la montaña, limpiar la casa, pintar, vaciar el trastero, cuadrar las fechas de colonia de los niños, sin olvidarte de pasar más tiempo jugando con ellos (que lo prometiste), también hacer algo cultural que no todo va a ser piscina, ir al cine de verano y salir un día de cena romántica con tu pareja, visitar a tu familia, a la familia política, más unos días que tu suegra pasará con vosotros, ir al festival de música, quedar con los amigos y esos otros amigos que viven en el extranjero y solo les ves en vacaciones, sin olvidar conectar con la naturaleza y contigo misma, y aprovechar para hacer un poco de ejercicio y buscar un día para ir al spa que os regalaron...
A veces, las altas expectativas y presiones externas nos caen encima como "deberías" y agosto nos atrapa. Un periodo que podría ser de paz, se convierte en un factor de estrés.
Las vacaciones son una oportunidad perfecta para recargar energías, cuidado con agotarlas aún más.
Por eso, te deseo que puedas hacer tuyo este mes, sin responder a expectativas de fuera, vivir este periodo adecuándolo a tu ritmo, el que tu quieras.
Lo mejor de agosto puede ser no necesitar hacer nada.
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