Hablemos de Carlos Alcaraz

Si viste la final de Roland Garros entre Alcaraz y Zverev, sabes que en la pista central Philippe-Chatrier, con casi 15000 espectadores, se jugaron varios partidos.

Partido entre los rivales, número tres y cuatro en el ranking mundial, incuestionable su nivel deportivo, y el partido interno que se batallaba en la mente de cada uno y que se reflejaba en sus gestos, postura física y movimientos. Más extraordinario que  la demostración de capacidad física, habilidad técnica, y adaptación al juego, es este juego emocional interno, que durante más de cuatro horas de partido, iba y venía, subía y bajaba, como una montaña rusa, cambiando radicalmente, a veces entre un punto a otro.

“¡Cambia de actitud”! le gritaba Juan Carlos Ferrero a Alcaraz en un momento del partido. Y Carlos Alcaraz cambia de actitud. Pero, ¿cómo?

La actitud puede ser más o menos innata, como en el caso de Rafa Nadal o puede que haya que aprenderla y mejorarla, como en el caso de Carlos Alcaraz. En el plano físico, es como la derecha de Alcaraz, su mejor virtud, parece fácil, viene con él, y por otro lado su saque,algo que ha ido mejorando a base de análisis técnico, bio-mecánico y mucho entrenamiento.

La actitud también se entrena.

No se llega a un partido y en un momento de adversidad, dices: “cambia de actitud”, y ya.

No va así.

No es de un día para otro.

No es una charla motivacional ni una arenga del entrenador.

Lo que Juan Carlos Ferrero le dijo, fue algo que conectó a Alcaraz con un trabajo hecho, con lo entrenado.

Hay que hacer músculo con la actitud. En cada entrenamiento físico, entreno también mi actitud mental, la que estructura cómo vivo la experiencia del entrenamiento y la competición, cómo afronto la adversidad, cómo me sostengo en el sufrimiento y pospongo la recompensa y cómo me felicito también por ello, desde una exigencia amable, desde la que también aprendo a cuidarme.

Este es un entrenamiento que puedo llevar a cualquier actividad y del que me puedo beneficiar en mi día a día, aunque no juegue una final de Roland Garros.

La Psicología del Deporte puede ayudarte a entrenar tu actitud, de forma específica a tus necesidades y cuidando tu salud mental, porque sin salud mental, no hay salud.

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