No esperes a las vacaciones para vivir. Deja de aplazar lo que te hace bien. Puedes tenerte en cuenta un poquito cada día. Tu bienestar también se construye en lo cotidiano.
Elige la pasión que quieres poner en cada cosa. A veces, puede que haya situaciones que haya que afrontar sin más, tú decides la energía que quieras poner. Lo más importante, es tu auto-cuidado.
La proximidad de las vacaciones puede volvernos impacientes y que eso nos haga perder de vista las pequeñas cosas que podemos hacer cada día para encontrarnos mejor y disfrutar también de este período de espera.
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